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Situaciones especiales para rociadores en techos, lucernarios y aireadores. Comparativa UNE 12845 vs NFPA-13 vs FM Global

En este artículo hablamos de:

Cuando se protege un edificio con rociadores automáticos, una de las dudas que surgen a los diseñadores es el tratamiento que se debe dar a algunos de los elementos instalados en cubierta, tales como lucernarios, aireadores de lamas, claraboyas u otros huecos similares que podrían dar lugar a acumulación de humo y gases calientes.

Las posiciones de las diferentes normas y guías de diseño varían, por lo que vale la pena repasar qué dice cada una de ellas:

UNE EN 12845

La norma española sólo habla de “tragaluces”, dejando al margen el tratamiento a otro tipo de situaciones (por ejemplo, los aireadores). En cualquier caso, asumiendo que pudiera ser extensible a otros elementos, el criterio es que cualquier volumen que pase de 1m3 debe ser protegido por un rociador, salvo que la altura sobre el techo sea inferior a 0,3m.

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Sin embargo, analizando el criterio desde el punto de vista del comportamiento del humo y los gases calientes, es más que dudoso que un hueco de 1m3 sea capaz realmente de ralentizar la apertura de los rociadores de techo. Conviene pensar que en un incendio estándar de un almacenamiento, por ejemplo, se pueden generar fácilmente flujos de gases calientes de 60kg/s, lo que supondría unos 50m3/s, siendo conservadores con la densidad de dichos gases.

Por tanto, parece lógico que cuando los huecos son relativamente de poco volumen, el retardo que producen en la apertura de los rociadores es verdaderamente despreciable. Cabe pensar que la norma pretenda evitar que un tragaluz, como elemento con poca resistencia térmica, pudiera romper por efecto de la temperatura, y generar un hueco en cubierta no considerado. Si se trata de eso, ese concepto sería poco equiparable a un aireador certificado, que está probado para soportar temperaturas de 300ºC.

Sin lugar a dudas es un criterio que convendría estudiar en mayor profundidad en los casos reales, y en él cobra gran importancia la aplicación de las simulaciones de incendios como herramientas para la toma de decisiones.

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NFPA-13

Esta norma proporciona algo más de detalle. Por una parte, indica que los “Skylights” (lucernarios o claraboyas) se deberán proteger si exceden los 3m2 de área.

En función del tipo de rociador, por otra parte, establece algunas excepciones para no requerir la protección con rociadores.  Por ejemplo, para rociadores de modo control, pueden no protegerse los huecos (llamados “ceiling pockets”) si no pasan de 28,3 m3 de volumen, ni de 914mm de altura, además de cumplir algún otro requerimiento adicional.

Si el hueco tiene una altura tal que la distancia desde su parte superior al rociador de techo no excede la distancia máxima rociador-techo que marca la norma, dicho hueco puede considerarse protegido.

FM 2.0

FM Global aborda explícitamente el caso de los huecos formados por aireadores. No establece un valor a partir del cual se deban proteger los huecos, por lo que se entiende que deberán protegerse en cualquier caso. Sin embargo, se considera adecuado el uso de aireadores con fusible térmico de respuesta estándar de 182ºC, o bien instalar rociadores del mismo tipo que el resto del edificio directamente debajo del aireador, a una distancia máxima de 1,2m entre rociadores, con una cobertura máxima de 1,5m2. Estos rociadores no es necesario añadirlos al cálculo hidráulico.

Estas posibilidades ofrecidas por FM Global de alguna forma corroboran, en nuestra opinión, la reflexión hecha en la norma UNE: si el elemento tiene integridad suficiente para soportar temperaturas altas (fusible de 182ºC), se da por supuesto que el hueco se llenará de gases calientes y seguirá su curso el proceso de activación de rociadores.

En cuanto al uso de placas de 450x450mm encima del rociador, sólo es aplicable cuando el rociador cae debajo de algún lucernario o similar que pueda fundir o caer sobre el mismo en caso de incendio, a temperatura inferior a la de tarado del propio rociador. Sin embargo, es un fenómeno poco común en la construcción actual, ya que existen lucernarios de materiales que se comportan mejor en caso de incendios, siendo raro que fundan o se caigan a temperaturas inferiores a las de los rociadores.

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