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Los sistemas de protección contra incendios (PCI) son esenciales para garantizar la seguridad en cualquier tipo de instalación. Como parte del mantenimiento de estos sistemas, la realización de pruebas y ensayos específicos es crucial para verificar el rendimiento de cada componente y asegurar que estén preparados para actuar en caso de emergencia.
Estas pruebas son indispensables para evaluar la eficacia de los sistemas, detectar posibles fallos y cumplir con la normativa vigente. En este artículo, exploramos los principales tipos de pruebas de sistemas PCI, cómo se llevan a cabo y qué normativas los regulan. Desde ensayos hidráulicos hasta pruebas de extracción de humo, cada procedimiento contribuye a mantener un entorno seguro y protegido frente a posibles incidentes.
Los sistemas de protección contra incendios deben someterse a pruebas específicas según su diseño y funcionalidad. A continuación, se detallan las principales pruebas y ensayos, con una descripción de cada uno de ellos.
Las pruebas hidráulicas son fundamentales para comprobar la resistencia y estanqueidad de las redes de tuberías de sistemas como rociadores automáticos, hidrantes o redes de BIES. Su objetivo es asegurar que las tuberías sean capaces de soportar las presiones de operación y emergencia sin presentar fallos estructurales.
Primero, las tuberías se llenan completamente con agua, eliminando cualquier burbuja de aire que pueda distorsionar los resultados. Luego, se aplica una presión estática superior a la de operación normal (habitualmente 15 bar, pero variable en función de dicha presión de operación normal) utilizando bombas específicas para este propósito. La presión se mantiene durante un periodo mínimo de 2 horas.
Los técnicos inspeccionan visualmente las conexiones, juntas y válvulas, buscando fugas o deformaciones. También se monitoriza la presión con manómetros calibrados para detectar caídas que puedan indicar problemas como fisuras internas, corrosión o conexiones defectuosas. Este ensayo es obligatorio en sistemas recién instalados y también tras reparaciones o ampliaciones.
Las pruebas del grupo de bombeo o abastecimiento, así como la de flujo de agua son esenciales para verificar que los abastecimientos de los sistemas de protección contra incendios, (grupos de bombeo o similar, y redes de distribución), puedan proporcionar el caudal y la presión necesarios para controlar un incendio. Estas pruebas no solo aseguran que el sistema cumple con las especificaciones de diseño, sino que también permiten identificar problemas que podrían comprometer su operatividad, como obstrucciones en las tuberías, fallos en las bombas o pérdida de capacidad en el suministro de agua.
El procedimiento comienza seleccionando un punto de descarga, que puede ser un hidrante, una válvula de prueba o una estación de monitoreo. Desde este punto, se libera agua de manera controlada mientras se miden parámetros clave como, por un lado, el caudal, que se expresa en litros por minuto y mide la cantidad de agua suministrada por el sistema, y por otro lado, la presión estática y dinámica, que evalúa la fuerza con la que el agua fluye hacia diferentes puntos de la red, tanto en reposo como en funcionamiento.
Para garantizar la precisión, estas mediciones se realizan utilizando equipos calibrados, como manómetros y medidores de caudal. Los datos obtenidos se comparan con los valores establecidos en el diseño original del sistema, verificando que el rendimiento hidráulico sea suficiente para las demandas del peor escenario posible de incendio.
Este ensayo también es clave para detectar posibles problemas en el sistema, como acumulación de sedimentos, bloqueos en las tuberías o una reducción en la capacidad de la bomba. Si se detectan anomalías, es necesario realizar ajustes o reparaciones inmediatas para garantizar que el sistema esté en condiciones óptimas de funcionamiento.
En cuanto a las pruebas de los grupos de bombeo, se realizan desde el interior de la propia sala de bombas, y consisten en el arranque y recirculación controlada del agua impulsada por las bombas al depósito, midiendo tanto los caudales que entrega, como la altura manométrica (presión de salida), permitiendo así comparar las prestaciones de caudal-presión reales, con las de diseño y ensayo en fábrica de la propia bomba.
Los sistemas de extinción por espuma se utilizan en riesgos especiales, como depósitos de líquidos inflamables o hangares de aviación. Estas pruebas garantizan que la espuma generada cumple con las especificaciones técnicas necesarias para controlar un incendio de este tipo.
Se mezcla agua con el concentrado de espuma en las proporciones definidas por el fabricante, y la solución resultante se introduce en el sistema para generar espuma. A partir de aquí, se evalúan dos aspectos clave, por un lado, el tiempo de drenaje, que mide cuánto tarda la espuma en perder agua y aire, asegurando que pueda mantener su integridad sobre materiales inflamables, y, por otro lado, el factor de expansión, que mide la relación entre el volumen de espuma generado y el volumen de solución utilizada. Estas pruebas también simulan la distribución de la espuma en las áreas protegidas para garantizar una cobertura uniforme.
En proyectos como el mostrado en el vídeo de Montepino, que involucran grandes dimensiones y una alta carga de riesgo, requieren sistemas robustos y perfectamente calibrados, capaces de reaccionar de manera inmediata y efectiva. Con estas pruebas, aseguramos que los sistemas mantengan su rendimiento óptimo.
Los sistemas de detección, como detectores de humo, calor o llamas, requieren pruebas periódicas para confirmar que activan las alarmas correctamente en caso de incendio, y que todas las acciones derivadas de una alarma de incendio funcionan correctamente (evacuación, sectorización automática, accionamiento de los sistemas vinculados, etc.)
Para los detectores de humo, se emplean generadores de humo que producen partículas similares a las de un incendio real. Los detectores térmicos, por otro lado, se prueban aumentando la temperatura controladamente hasta alcanzar su umbral de activación. En el caso de los detectores de llama, se utiliza una fuente de radiación que simula las características de una llama real.
Durante estas pruebas, se mide la sensibilidad de los detectores y el tiempo de respuesta, asegurando que cumplen con los estándares técnicos establecidos por normativas como la EN 54 o la NFPA 72.
Es fundamental, en este tipo de pruebas, asegurar el funcionamiento añadido de otros elementos que se comandan desde la propia central de incendios: cierre de puertas cortafuego, apagado de sistemas de circulación de aire, caída de tornos de evacuación, etc.)
Los sistemas de control de temperatura y evacuación de humos (SCTEH) están diseñados para evacuar gases tóxicos y calor, facilitando la evacuación de las personas, la protección de los bienes, y mejorando las condiciones para la intervención de los bomberos.
Las pruebas sobre los SCTEH deben garantizar, fundamentalmente, una apertura rápida y segura en caso de incendio. Habitualmente la prueba se realiza activando los sistemas de detección de incendios. Ante una alarma de incendios, el sistema de control de humos deberá responder de diferentes formas (cerrar si hay sistemas de rociadores tipo supresión para una posterior apertura manual, o abrir en automático en otros casos, o abrir con cierto retardo en otros). Una vez dada la orden al sistema, se debe comprobar que todos los aireadores se abren correctamente en el tiempo máximo permitido por la norma. Así mismo, se debe realizar una serie de pruebas de funcionamiento y señalización del cuadro de control, y por supuesto controlar la estanqueidad de las tuberías neumáticas de accionamiento.
Los sistemas que emplean agentes extintores del tipo CO2, Argón, FK, etc. basan su funcionamiento en la descarga del agente en el interior del recinto a proteger, de manera que su concentración alcance un límite que permita conseguir la extinción del incendio. Mientras que en el caso del CO2 o los gases inertes, las concentraciones requeridas con bastante elevadas (por encima del 35-40%), en otros agentes la concentración es más limitada (6-7%). Sin embargo, en todos los casos debe garantizarse que la concentración de diseño no sólo se alcanza, sino que se mantiene durante un tiempo mínimo marcado por la norma. Para realizar esta comprobación, se emplean los ensayos Door Fan Test. Estos ensayos consisten, básicamente, en generar un flujo de entrada de aire a la sala (desde la puerta) y controlar qué flujo de aire pasa para conseguir mantener una pequeña sobrepresión en la sala. Con esta medición, es posible estimar las aberturas no cerrables que hay en la sala y, a partir de ellas, estimar el tiempo durante el cual las condiciones de concentración de agente extintor serían adecuadas, después de un eventual disparo y descarga del sistema.
En Cottés creemos que sólo con un equipo especializado en la puesta en marcha y el mantenimiento integral de sistemas de protección contra incendios, se puede garantizar su operatividad y cumplimiento normativo. Realizamos inspecciones, pruebas y ensayos que aseguran que cada sistema funcione de manera eficiente y esté listo para actuar en caso de emergencia. Nuestro enfoque está orientado a prolongar la vida útil de las instalaciones, minimizar riesgos y garantizar la seguridad en cualquier tipo de entorno.
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