Los que nos dedicamos a Sistemas de protección contra incendios hemos oído en innumerables ocasiones opiniones muy “auto-autorizadas”, que a veces parecen incontestables, sobre la utilidad o no de algunos elementos de protección contra incendios.
No olvidemos que las condiciones que establecen los reglamentos tienen la condición de mínimos exigibles. A partir de ello, se pueden considerar cumplidos si se cumplen las prescripciones reglamentarias (seguridad suficiente), o por aplicación de técnicas de seguridad equivalente que aporten al menos (¡al menos!) un nivel equiparable al anterior. Eso quiere decir que, si la prescripción es lo mínimo, las técnicas alternativas deberían aportar algo más.
Sin embargo, frases como “la detección no vale para nada”, “aquí no ponemos mangueras porque nadie las usa”, “quitamos las cortinas separadoras de humos porque molestan y no hacen nada”, se repiten día a día en la definición de proyectos.
Eso añade, lamentablemente, una tercera vía: la Seguridad Insuficiente, o la Nada. Esquemáticamente, tenemos por tanto esta situación:
No sé si un huésped de un hotel, que está durmiendo mientras se produce un incendio en la habitación contigua, estaría muy de acuerdo en que la detección de humos no vale para nada. Tampoco tengo claro que un operario de una fábrica, al descubrir un pequeño incendio en un almacén, agradezca que no se hayan instalado mangueras para uso contra incendios. Seguramente, cuando el cuerpo de bomberos tiene que entrar en una fábrica para apagar un incendio en un almacén de 40.000 m2, también agradecerá que el humo esté confinado en un sector de 2000 m2, en lugar de entrar en un edificio cuyo techo está completamente cubierto por humo y gases calientes.
Hacer proyectos contra incendios sobre papel es relativamente fácil. Hay muchas instituciones, laboratorios, fabricantes, compañías de seguros, etc. que han creado un cuerpo de documentación enorme en el que nos podemos apoyar. Aunque tengan ciertas diferencias, cuando se estudian las reglas de diseño de forma comparada, siempre aparece una línea de fondo similar, una serie de premisas que son comunes, y que son fruto de años de investigación y de estudio de siniestros.
Lamentablemente, reducir las medidas de protección contra incendios en un proyecto, es también tarea fácil. El diseñador que reduce las medidas puede encontrar el aplauso de su cliente, que no tiene porqué saber de protección contra incendios, porque le reduce su inversión, le elimina obstáculos que le molestan, etc. Lo que el cliente no sabe, probablemente, es que su negocio está infra protegido ante cualquier eventualidad, por mucho que su “gurú” de cabecera le diga que “eso lo quitamos, no vale para nada”. Por supuesto, además de fácil es bastante ilícito y poco ético, pero esa es otra historia.
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