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Cuando surge un incendio en cualquier edificio, es fundamental realizar una gestión óptima de los humos para conseguir condiciones seguras durante la evacuación de los trabajadores y/o posterior acceso de los integrantes del servicio de bomberos, así como contribuir a la protección de los bienes.
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El Reglamento de Industria prescribe una solución técnica para la eliminación de los humos y gases de la combustión. Esta solución pasa por un Sistema de Control de Humos y Calor cuya configuración debe ajustarse a los establecido en la Norma UNE 23585.
Así mismo, esta solución forma parte del ANEXO II del Reglamento de Industria, lo que indica que se trata de una medida de protección pasiva en caso de incendios. La última revisión publicada sobre el Reglamento de Instalaciones amplía y modifica las consideraciones que el Reglamento de Industria (o RSCIEI) realiza sobre la gestión del humo.
Los Sistemas para el Control de Humo y Calor se incluyen en la Sección 1ª del ANEXO I, que se refiere a aquellas instalaciones de protección activa contra incendios.
El Reglamento de Instalaciones completa las posibilidades para llevar a cabo la gestión del humo, ofreciendo para ello 4 estrategias diferentes.
La primera de ellas coincide con lo establecido por el Reglamento de Industria, y pasa por aprovechar la flotabilidad del humo para generar una capa flotante bajo la cubierta, manteniendo limpio todo el volumen que queda por debajo de esta.
Teniendo en cuenta este planteamiento, el Reglamento de Instalaciones identifica 2 situaciones que hacen inviable aplicar esta estrategia, y ofrece sendas alternativas. Estas situaciones serían….
Para el primero de los casos, se propone modificar la dirección de desplazamiento del humo, pasando de vertical a horizontal. Así, el volumen limpio pasaría de estar en la parte inferior de la capa flotante, a situarse aguas abajo del foco de incendio.
En la segunda situación, la necesidad de estanqueidad del sector es una condición de funcionamiento de determinados sistemas de supresión del incendio, como por ejemplo aquellos que basan la extinción en la concentración de gases. En este caso, la estrategia de gestión del humos no puede iniciarse hasta que este tipo de sistemas haya completado su respuesta, y por tanto el incendio ya haya sido extinguido. Así, el objetivo de esta estrategia, que se conoce como extracción de humos, no es el de generar un volumen libre de humos durante la ocurrencia de un incendio, sino la extracción de los humos que se hayan podido generar durante el periodo de actividad de este.
A modo de conclusión, podemos clasificar las diferentes estrategias de extracción de humos según 2 parámetros, tales como el periodo de actuación y la ubicación del volumen libre de humos:
La cuarta y última de las estrategia propuestas no pasa por la extracción de los humos, sino por evitar el acceso a determinados volúmenes del sector mediante un incremento de presión (normalmente espacios protegidos). Así, puede resultar habitual que esta estrategia tenga que complementarse con alguna de las 3 anteriores, de tal forma que puedan extraerse los humos de aquellas partes del sector donde permanezcan.
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