Cottés Group participa en la reconstrucción de la nave de Fontestad

Un año después del aparatoso incendio que arrasó uno de los mayores almacenes de frutas de Europa, los operarios trabajan a todo gas para conseguir terminar a tiempo los trabajos de reconstrucción de la nave de la empresa frutícola Fontestad en Museros, Valencia.

Grupotec es la empresa responsable del proyecto y de la dirección de obra de estos trabajos de reconstrucción en los que Cottés Group, como empresa de protección contra incendios, participa ya que la nueva nave contará con la última tecnología en materia de protección contra incendios.

En este sentido, Cottés Group se encargará de la instalación de sistemas de control de temperatura y evacuación de humos que contará con Aireadores EURA 240-13 PB ISHE con lamas de policarbonato, tanto en la cubierta como en la fachada del edificio. Más de 100 aireadores velarán por la seguridad de los trabajadores de esta nave que muy pronto volverá a estar en funcionamiento. Además, los depósitos de humos se delimitarán mediante barreras de humo fijas. Adicionalmente, toda la estructura es de hormigón y se están aplicando recubrimientos ignífugos.

Según lo previsto, la primera fase de las obras, equivalente a la mitad de la nave,  terminará el mes de septiembre. Actualmente, se está trabajando en las áreas de calibrado de la naranja y en la de las cámaras frigoríficas, para que puedan estar en funcionamiento a finales de este año. Si se cumplen todos los plazos previstos, el almacén estará a pleno rendimiento a mediados del 2014 y tendrá capacidad para tratar cerca de un millón de kilos de fruta al día.

Uno de los peores incendios en nave industrial de la historia

Según las investigaciones sobre las causas del incendio, todo apunta a que el fuego se inició de forma fortuita en el evaporador de una cámara de preenfriamiento, haciendo arder una pila de plásticos y cartones de una cámara frigorífica situada en la esquina noroeste de la inmensa nave de Museros.

Rápidamente las llamas se propagaron por los 45.000 metros del almacén, consumiendo a su paso plásticos, cartones, cajas de embalaje y, sobre todo, los aislantes térmicos de poliuretano de las cubiertas y paredes, emitiendo un humo negro visible desde varios kilómetros a la redonda. Tras estos materiales, y a temperaturas que alcanzaron más de 800 grados, ardieron las naranjas que, una vez deshidratadas, se consumen como la madera. Según la empresa, ardieron 15 cámaras frigoríficas y unas 10.000 toneladas de naranjas, casi la décima parte de lo que distribuye en un año Fontestad.