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Los Centros de Procesamiento de Datos (CPD) son instalaciones complejas que cuentan con una gran inversión en tecnología: protegerlos del humo y del fuego es fundamental para salvaguardar, tanto los datos e información que contienen, como los potentes equipos tecnológicos que los albergan.
Hoy nos acercamos a estas instalaciones para analizar cuáles son las claves a tener en cuenta en un proyecto PCI sobre los sistemas de protección contra incendios en CPD, tanto de protección pasiva como activa.
El humo, a pesar de haberse disipado el incendio, es uno de los principales agentes corrosivos que se depositan sobre los dispositivos electrónicos, provocando esta corrosión, especialmente en presencia de oxígeno.
Por ello, evacuar el humo de forma eficaz tras el control y/o extinción del incendio será una garantía más de protección de los equipos.
Por otro lado, en un Data Center, al igual que en cualquier otra instalación informática, una temperatura constante y regular es fundamental para evitar el sobrecalentamiento de los equipos y garantizar así su correcto funcionamiento.
La temperatura adquiere pues una especial relevancia a la hora de trabajar en un proyecto de protección contra incendios en este tipo de instalaciones, a través de sistemas que permitan minimizar la subida de la temperatura en caso de incendio.
Por su parte, el agua, a pesar de ser uno de los agentes extintores más utilizados, se convierte también en un riesgo para los equipos informáticos en un CPD.
De hecho, ésta debe de secarse lo más rápidamente posible a través de diferentes medios, siendo más adecuados como sistemas contra incendios en CPD el empleo de agua en spray, pulverizada o nebulizada para salvaguardar la seguridad de los equipos.
Las causas más habituales de un incendio en un CPD suelen estar relacionadas con la distribución de los espacios en la instalación. Y es que no solamente encontramos la sala principal en la que se encuentran la mayor parte de los equipos, sino que estas instalaciones también disponen de zonas en las que se genera y almacena la energía a través de baterías y otros sistemas, así como oficinas, almacenes, etc.
Sin embargo, en realidad, las fuentes de incendio menos comunes en un Data Center son los propios equipos informáticos, y será necesario prestar atención a los combustibles ubicados en zonas auxiliares de la instalación como los cuartos técnicos, pequeños almacenes, oficinas, etc.
Algunos de ellos, como los materiales de embalaje almacenados, las fuentes de potencia (incluyendo las UPS), los equipos de climatización (filtros, sobrecalentamiento de motores, etc.) o las bandejas de cable de potencia, serán elementos a tener en cuenta como posibles fuentes de ignición.
Los CPD requieren además de mucha energía para poder mantener su actividad, y cuanta más potencia energética se emplea en una instalación, mayor prevención hay que aplicar en un proyecto PCI.
En el momento de abordar un proyecto integral con sistemas de protección contra incendios en CPD, una estrategia de protección por capas ayudará a garantizar el abordaje integral en materia de PCI. En el caso de los Data Centers, estas capas son el propio edificio, la sala principal y los equipos informáticos.
Es en esta capa en la que es necesario adoptar una visión compartimental para la protección pasiva del edificio, con el objetivo de aislar el fuego en una sola estancia en caso de conato de incendio. Para ello, se pueden emplear como sistemas contra incendios en CPD los sistemas de sectorización y de compuertas.
Para abordar la protección del edificio de forma activa, es también necesaria la instalación de detectores de humo y fuego y de rociadores automáticos.
La protección de la sala principal en la que se encuentran los equipos adquiere una relevancia crucial, debido a que en ella es en la que se encuentra la información almacenada y la mayor inversión económica en tecnología.
Para ello, los sistemas de detección temprana que disparen las alarmas antes de que las personas sean conscientes del riesgo serán fundamentales. Pero también los sistemas de extinción, que puede llevarse a cabo con rociadores de diluvio, de agua nebulizada o de extinción por gas, dependiendo de las características del espacio.
Cuando hablamos de la protección de los equipos, nos estamos refiriendo al núcleo de un CPD. Y efectivamente, existe la posibilidad de proteger de forma individualizada un equipo concreto, incluso desde su interior.
Con el objetivo de proteger un equipo informático, los equipos, especialmente los más críticos, deben de contar con sistemas de detección temprana y complementarse con sistemas de extinción por gas que, tal y como hemos contado previamente en nuestro blog, son los más adecuados para evitar daños en los sistemas informáticos.
Una vez realizada la instalación, será igualmente importante su supervisión y un mantenimiento de la misma, lo que garantizará un funcionamiento continuado y óptimo de la protección contra incendios.
Al instalar un sistema de sectorización contra incendios en un entorno tan complejo como el de un Data Center, es sumamente importante proteger no solamente los muros, sino también todo el cableado, bandejas de cables y conductos de climatización que atraviesan las diferentes estancias.
Un sistema de protección pasiva adaptado a este tipo de instalación aplicará técnicas de sectorización que tengan en cuenta la estructura de los muros, así como un sellado de las bandejas por las que pasan los cables. Todo con el objetivo de optimizar la protección de cada uno de los elementos que atraviesan un sector de incendio, para que no constituyan una rotura de la sectorización.
Para una infraestructura crítica como lo es la de un CPD, existen detectores de humos específicos de alta sensibilidad, los cuales se instalan junto a equipos clave, en techos y en falsos techos y falsos suelos en los que se suele instalar el cableado. Muchos de ellos emplean la tecnología ASD (Aspirating Smoke Detection) para minimizar la dispersión del humo.
Además, la instalación de este tipo de detectores de alta sensibilidad se realiza aprovechando las corrientes de frío/calor de los pasillos, con el objetivo de maximizar la detección haciendo uso de estas corrientes de aire.
En las salas más grandes, el agua suele ser el agente extintor que mejores resultados presenta. Los rociadores contra incendios se instalan junto a tuberías dispuestas por el techo, y al dispararse la alarma de incendio, el agua pasa de las tuberías a los rociadores, que descargan el agua sobre el lugar en el que se ha desatado el incendio.
Esto quiere decir que no todos los rociadores se activan de forma simultánea, lo que conllevaría un mayor riesgo para los equipos, si no que el rociador actúa tan solo sobre el equipo en riesgo.
Es en la capa 3, en el nivel de los equipos, en el que se aplican sistemas de extinción concretos para maximizar su protección. Para ello, suelen emplearse dos opciones:
A) Sistemas de extinción por agua nebulizada
El tamaño de la gota nebulizada es mucho menor, lo que promueve su evaporación y el desplazamiento del oxígeno, minimizando el daño en los sistemas informáticos.
B) Sistemas de extinción por agentes gaseosos
Ya sean inertes o químicos, una de sus ventajas es que pueden emplearse en las 3 capas: en la protección del edificio, en una sala concreta y también en un equipo específico, descargando gas extintor en su interior.
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