En este artículo hablamos de:
Los estándares de calidad demandados son cada vez más elevados. Prueba de ello, en el ámbito de la construcción, es el marco normativo español Código Técnico de la Edificación (CTE), que establece las exigencias básicas que deben cumplir los edificios. Estas cuestiones están directamente relacionadas con los requisitos establecidos en la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE), a través de una serie de Documentos Básicos (DB), en cuanto a exigencias básicas de calidad, seguridad y habitabilidad de los edificios y sus instalaciones. En este sentido, con este artículo queremos dar explicación a las condensaciones, que se presentan a menudo en las caras internas de los aireadores.
La condensación es el cambio de fase de la materia que se encuentra en forma gaseosa (generalmente vapores) y pasa a forma líquida. La condensación se produce al enfriarse el aire húmedo por debajo de la temperatura de rocío. Este enfriamiento puede aparecer, entre otras causas, cuando el aire húmedo entra en contacto con una superficie fría que provoca el descenso de la temperatura del aire por debajo de la temperatura de rocío ocasionando la aparición de la condensación.
Unos de los problemas con los que nos encontramos a menudo en la instalación de aireadores en cubierta, son las condensaciones interiores. Estas situaciones son el resultado, generalmente, de un aislamiento deficiente del propio aireador, que origina condensaciones superficiales por el cambio brusco entre la temperatura interior y exterior.
Las condensaciones superficiales, objeto central de este artículo, son aquellas manifestaciones de humedad que se producen en las caras interiores de estos equipos debido a un aislamiento deficiente focalizado. Esta situación provoca un enfriamiento local de esa zona, haciendo que el aire en contacto con la cara interior de las lamas o compuertas se enfríe bruscamente por debajo de la temperatura de rocío.
La temperatura o punto de rocío, es la temperatura a la que empieza a condensarse el vapor de agua contenido en el aire. Es decir, la temperatura de rocío es aquella en la que el aire presenta una humedad relativa del 100%.Para el cálculo de la temperatura de rocío, se pueden utilizar tablas o gráficas que relacionan la humedad relativa, la temperatura ambiente y la temperatura de rocío. Para cálculos más precisos es necesario un estudio de mayor profundidad.En aquellas naves dónde se prevea que aparezca este fenómeno, se deben emplear aireadores compuestos por materiales aislantes que minimicen o anulen las condiciones que favorezcan un cambio brusco de temperaturas. El objetivo es conseguir que la temperatura de la cara interior del aireador no alcance la temperatura de rocío.
Otra opción también es mantener el interior de la nave una temperatura elevada, pero se trata de una solución costosa, eso sin entrar a hablar en el impacto ambiental que supone.
Las zonas más sensibles de aparición de condensaciones son aquellas que se encuentran más desprotegidas de aislamiento térmico, generando así los denominados puentes térmicos y , como consecuencia, los puntos de condensación de un aireador.
Con todo lo explicado anteriormente, los aireadores que separan dos zonas (interior/exterior) pueden verse sometidos a la condensación si las condiciones adecuadas se producen. En Cottes, disponemos de diferentes tipos de soluciones para evitar la aparición de condensaciones, lo cual nos permite aportar la mejor solución posible a los problemas ocasionados por la condensación gracias a la amplia variedad de equipos disponibles.
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