En este artículo hablamos de:
El radón es un gas radiactivo de origen natural, invisible, inodoro e insípido que se filtra a través del suelo y se difunde en el aire. Forma parte de una larga cadena de desintegración radiactiva que comienza con el uranio, cuya presencia en las piedras y el suelo se remonta a la formación de la Tierra.
La unidad de medida de la concentración de radón es Bq/m3 (bequerelio por metro cúbico) y debemos tener muy en cuenta las métricas en cualquier entorno porque puede afectar a las personas que ahí trabajan. Pero ¿cuál es su efecto en la salud y cómo podemos controlarlo?
Es importante tener en cuenta que la exposición a este gas conlleva un riesgo muy importante de padecer cáncer de pulmón en proporción directa a su concentración en el aire y a la duración de la exposición.
De hecho…
La evidencia científica señala que toda radiación ionizante puede incrementar el riesgo de cáncer a lo largo de la vida
…aunque este riesgo aumenta sólo ligeramente cuando las dosis de radiación son pequeñas. Tal como dice la Organización Mundial de la Salud, “el riesgo de este cáncer aumenta en un 16% con cada incremento de 100 Bq/m3 en la concentración media de radón a largo plazo.”
A pesar de sus efectos, el nivel de conocimiento de la problemática del gas radón entre la población es todavía reducido. Y menos personas aún son conscientes de los riesgos que conlleva una exposición prolongada a este gas.
El Código Técnico de Edificación (o CTE) tiene un apartado llamado DB-HS 6 Protección contra el Radón que marca como objetivo proteger a la población de los efectos perniciosos sobre la salud que pueden derivarse de la exposición prolongada a concentraciones elevadas de gas radón en el interior de los edificios.
Mediante esta regulación se da cumplimiento a una de las obligaciones dirigidas a los Estados miembros, obligaciones recogidas en la Directiva 2013/59/EURATOM. En ella se establecen normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes como es el establecimiento de niveles nacionales de referencia para las concentraciones de radón en recintos cerrados, así como la adopción de medidas adecuadas para limitar la penetración del radón en los edificios.
Existen 5 estrategias para protegernos del contacto con este gas:
En edificios ya existentes, las opciones A-B-C implican en muchas ocasiones ser inviables por el alto coste de implementarlas. La opción D y en especial la E son las más viables y fáciles de implementar en cualquier edificio.
En relación con la ventilación, tenemos que tener muy en cuenta los sistemas de ventilación natural, cuyo objetivo es, además del ahorro energético y económico, alcanzar la calidad óptima del aire interior que respiramos. Por ello…
La renovación del aire y el intercambio de gases (interior/exterior) debe convertirse cada día más en una realidad
… para contribuir a la eliminación del gas radón de nuestros edificios (aprovechando los sistemas de control de humos y ventilación en centros comerciales, logísticos y residenciales).
Aprovechar los sistemas de control de humos (SCTEH) con la doble función de ventilación natural diaria (dual porpose) son una solución para tener muy presente a la hora de limitar la exposición humana con este gas.
Además, en Cottés disponemos de cuadros de control diseñados para poder conectarse automáticamente con sistemas BMS. Un sistema de BMS o de gestión de edificios permite la automatización y el control centralizado de los inmuebles para convertirlos en verdaderos «edificios inteligentes».
Un sistema de BMS está formado por dos elementos:
Como sucede con la domótica de los hogares, en el sector de los sistemas de BMS conviven las soluciones cerradas (que proporcionan todo el hardware y el software) junto con soluciones abiertas (formadas por elementos de hardware y software interoperables, basados en estándares abiertos como TCP-IP, Ethernet, etc.)
Mediante la instalación de sondas de gas radón comunicadas y gestionadas a través de un BMS, o bien directamente a los cuadros de control de los sistemas de control de humos y ventilación, podemos conseguir la apertura de los aireadores eliminando así las concentraciones de gas radón contenidas en cualquier espacio.
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